El Punk será feminista o no será

23 May

Hola. Érase una vez unos machimonguers llamados Penetrazion Sorpressa que intentaron ir a tocar con su caca sonora disfrazada de punk al CSOA La Casika. Allí, un grupo de TÍAS muy pagüer todas ellas dijeron «¿Pero qué pasa, pero qué invento es esto?», y les hicieron el boikot y la puñeta y tal. Del rollo, no vas a venir con tus mierdaletras cacacolupedopis-PUTAZORRAMAMADAS a tocar en nuestro espacio liberado, TONTOS. Total, berrinche. Feminazis todas menos mi madre y mi hermana o algo así soltarían. Pero la asamblea dijo no, aquí no. Y se enfurruñaron. Y nada, como hemos seguido eschracheando, que es la especialidad de mis comadres, malas todas, por redes sociales y en analógico, pues ya se han cabreado porque los CSOAs no les quieren ni en pintura. Y eso. Que si somos antisexistas abiertamente, que escribimos los comunicados con x, que lo hemos visto, que os gusta el rollo, que si la igualdad nos RE-importa, que sois unas hembristas, que tenéis mucho EGO, que nosotros no somos machistas, que es BROMA, y toda esa mierda en plan llorica. Y han escrito un manifiesto diciendo cosas medio feas, mentirijillas y cosas graciosas también, y han firmado alguna gente. Y les estamos contestando. Las compas de Respuesta Feminista os cuentan todo esto mucho mejor que yo, que toda la movida me pilló haciéndole flaco favor al movimiento feminista por ahí. Y ya. Besis. Desde aquí, un lametón y arrullitos cariñosos a todas nuestras hermanas punkarras, TIOT’S NOT DEAD.

Aquí el Contracomunicado:

Frente a este comunicado https://www.facebook.com/clixxtorix/posts/430023293823725 las feministas respondemos.

GRUPOS Y COLECTIVAS EN CONTRA DEL MACHISMO EN LOS ESPACIOS LIBERADOS

Debido a los acontecimientos que se están produciendo en los CSO desde hace algún tiempo nos vemos obligadxs por principios a redactar este texto informativo. Estamos cansadxs ya de condescendencia sexista, complicidad y discursos heteropatriarcales. Creemos que los feminismos son pilar fundamental sobre el que cimentar lo común, lo político y lo cotidiano en los centros sociales, y que el machismo es más que el ego de un grupo de personas que se niegan a reconocer sus dinámicas y discursos machirulos, sino un sistema estructural al que cuestionar, analizar y dinamitar día a día. Estos hechos no hacen más que confundir a la gente y le hace un flaco favor al mundo del punk, hardcore y a la música vinculada a los movimientos sociales. Vamos a hablar claro: Creemos que los CSOAs, asambleas, colectivas, grupos y compañerxs deben posicionarse ante la violencia generizada ejercida desde miles de frentes posibles, y eso también pasa por denunciar y socializar para su conocimiento colectivo y escarnio público a grupos anarkopunkarras como Penetrazión Sorpressa.
Datos objetivos:

-Se denuncia a Penetrazion Sorpressa por considerarlos un grupo machista y se intenta boicotear sus conciertos. Lejos de ser autocríticos, agachar la cabeza, reconocer la reproducción de violencias contra las mujeres que sus letras, además, vacías de contenido, profieren, se enaltecen, buscan apoyos y ridiculizan, deslegitiman e insultan al movimiento feminista y a las compañeras que se atreven a dar la cara acusándolas de hembristas y feminazis. -Qué miedo-.

-Penetrazion Sorpressa se declara abiertamente anti-machista aunque el nombre de su grupo alude directamente a una violación, y anti-sexista, aunque tenga canciones tituladas «La puta de tu hermana» o «Zorra Cadáver», y acude a varias asambleas, muy cabreados todos y muy gallitos, para explicar sus letras. En estas asambleas, vuelven a olvidarse de la autocrítica y no salen muy bien parados teniendo que explicar su preciosa lírica:

«Una vieja prostituta fue arrojada a la cuneta […] ¡Zorra Cadaver! Al instante mi polla de su boca saqué, y de un golpe seco la aparté. […] Al poco tiempo, volví a enterrarla, así nunca más podría mamarla”

También realizan un comunicado donde dejan claro que son un grupo irónico. Vamos, que lo de las putas, las zorras, las volaciones y el cómeme la polla es BROMITA.

-Ante esta falta de visión feminista y ese descaro machirulo que no pide disculpas, no se retracta ni se repliega, se hace caso omiso a los intentos de conciliación y se sigue con la propaganda punkachirula por redes sociales y en espacios afines acusando a las compañeras que les denuncian y les boicotean, de exageradas, histéricas y locas.

Quien que quiera entender que entienda. Cada unx que saque sus propias conclusiones.
Nosotrxs entendemos la música como un medio de expresión. Por eso mismo, como sabemos que es un producto cultural que genera realidades, opiniones e imaginarios, porque estamos cansadas del buenismo y de la reproducción de dinámicas, demagogia, actitudes y comportamientos sexistas, binarios y homotransqueerfóbicos, misóginos y putafóbicos en espacios de seguridad y como entendemos que ciertas letras pueden gustar más o menos en los diferentes contextos políticos en los que nos movamos, creemos que las agresiones verbales machistas berreadas por Penetrazion Sorpressa y otros grupos similares son motivo suficiente como para llevar a cabo una persecución de este calibre. Ya sabéis: Ninguna agresión sin respuesta.

Decir cosas como que «a quien no le guste que no acuda al concierto», es como decir que si no te gusta que le peguen a una mujer en la calle, cambies tu camino. Es emplear el cinismo machote más ruin, porque las compañeras feministas arman, nutren, cuidan, protegen día a día espacios de seguridad para ellas y para todes, lejos de asimetrías, binarismos y violencias machistas que no tenemos-debemos-podemos-estamos dispuestas a tolerar.

Decir que «el feminismo es la lucha del día a día por la igualdad de hombres y mujeres» es ser un antiguo y no tener ni idea de los feminismos que se mueven, remueven, conmueven, trabajan y practican en el contexto actual de los movimientos sociales anarquistas y/o radicales. Lo que creemos es que los feminismos son la lucha del día a día por dinamitar el heteropatriarcado en todas sus formas, porque las letras sexistas de un grupo de punk que hace como que milita y se filtra en CSOAs forman parte de una misma estructura heterosexista, y permitir este tipo de actuaciones y cultura machista basura en nuestros espacios mimados, liberados, hace FLACO FAVOR a conseguir una sociedad justa para todxs y llegar a erradicar el sexismo. Es una lucha en la que participamos todxs, pero que enarbolamos las mujeres, lesbianas, trans queer y otres sujetes, una lucha que nos costó mucho llevar a los Centros Sociales Autogestionados, una lucha que se ve desprestigiada por grupos anarcomachos y kostrarrulos que disfrazan sus ideas, actos y conductas bajo la bandera de la ironía, la broma, el «YO NO SOY MACHISTA»; TÍOS cuya lucha se centra en silenciar, despreciar y deslegitimar con discursos tradicionalmente machistas como la personalización, la infantilización o la patologización a las feministas que les cuestionan sus privilegios.

LO LLAMAN ANARKOPUNK Y NO LO ES.
BASTA DE CULTURA MACHISTA EN LOS ESPACIOS LIBERADOS, BASTA DE PATERNALISMO, BASTA DE BUENISMO.
AMA LA MÚSICA, ODIA EL SEXISMO EN TODAS SUS FORMAS.

Lxs que abajo firmamos estamos en contra de todo tipo de MACHISMO y nos negamos a que en ningún CSOA más toque cualqier grupo de machirulos con letras misóginas que atenten contra la integridad de las mujeres y otres sujetes no hegemóniques. Los grupos o colectivas que quieran agregarse pueden copiar el texto y sumarse contra la heteronorma:

COLECTIVOS Y GRUPOS

Tía Carmen (a confirmar)
Furia
Seres Extrañxs
Coño Bravo
MeTralla Punk
Deika
Sister Olalla
Pollacassette + Eddie Rabo
Memes Feministas
Asamblea Antipatriarcal de Málaga
Ladyfest Granada
Febrero Feminista de Zaragoza
Zorrifest Murcia
La Fondona
DILDO
D.genera
Transfeminalia
oFEMsiva PeriferikaH
Altersexual
Transfemifest Esportiu Valencia
Akelarre Zambrero
Griotte Wuornos
CSOA El Nido
Demonio Blanco de la Tetera Verde

Por Julia Scheele.

  • Las 16 librerías feministas mas bellas del mundo

    19 Ene

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    Espacios seguros. Y una mierda.

    20 Ago

    Supongo que nadie de los que creen la versión de los violadores en libertad, o la gente que no se moja o habla de denuncias falsas, ha pensado las miles de maneras que hay de violar a una mujer, y que sólo basta con no respetar su consentimiento en cualquier punto de la relación para que exista una agresión sexual.

    Yo, como mujer, feminista y compañera, no tengo ningún, pero ningún motivo para no creerme la versión de la joven. Ninguno, me da igual, sí, ya, vale, feminazi, radical, puntito anti-hombre, «todos somos personas» y toda esa mierda. Pues sí. PERO NO. Yo no cuestiono a las mujeres porque sí. Que alguien me explique el rédito que una mujer de 20 años saca de denunciar a 5 desconocidos. Ninguno. Pero el beneficio que pueden tener ellos cinco si en lugar de confesar lo niegan todo, es bastante grande: no ir a la cárcel. No entiendo que nadie se pare a pensar en este conflicto de intereses. Otras me vienen hablando de la presunción de inocencia. La misma presunción de inocencia que tiene ella de haberse inventado que dos chusmones la han violado mientras otro miraba, uno vigilaba y otro grababa. La misma. La diferencia es que yo sí me posiciono, yo sí me pongo de su lado. Según la magistrada, hay demasiadas contradicciones entre la versión de la VÍCTIMA y la versión de los VIOLADORES. Os juro que no sé quién es, pero para ser jueza y haber estudiado tanto, me parece un poco imbécil. Una imbecilidad intelectual, en primer lugar. Claro, porque lo ideal sería que la versión fuese la misma, y así sabríamos que lo que dice «la niña» es verdad seguro. Yo creía, en serio, que lo del Inspector Clouseau y sus torpezas era puro teatro, pero no, hay gente así de tonta. Ella asegura que la violaron y lo grabaron con el móvil, lo segundo es verdad, pero vamos, que igual por lo demás se equivoca o se lo inventa, que ya sabemos que las mujeres somos muy fantasiosas, y si nos ponemos de malas, podemos ARRUINARLE la vida a un tío.

    El vídeo grabado sin consentimiento de la superviviente ha sido empleado como prueba crucial para la magistrada y la fiscalía que llevaron el caso. Un vídeo grabado por un menor de aproximadamente un minuto y poco de duración, y en el que no se muestra la relación entera, sino el principio, tal y como cuenta uno de los agresores en la entrevista que ese programa tan morboso y sin escrpúpulos de Antena 3, Espejo Público, especializado en dar voz a agresores machistas, como ya hiciera hace meses con un maltratador supuestamente «rehabilitado» y hace un poco más realizando un careo televisivo entre un maltratador y su víctima durante años, su ex-compañera o entre una superviviente de violación contra su agresor, que había ganado la sentencia firme en su favor y habían sido retirados los cargos, insto a que se visualice este clip de vídeo en el que Vanessa es constantemente cuestionada, vejada y puesta en entredicho y el antes acusado, Ismael, como un héroe victorioso tras siete años de pesadilla asediado por una tía que le quiso destrozar la vida. Da mucho asco pensar que sólo se habla de violaciones o agresiones cuando son consideradas falsas. Suponemos, de buena fe, que como «hay más de mil de violaciones al año» en el país, tal y como expresó Frasquito de la Torre, el alcalde de Malaguistán, no tienen tiempo posible para reflejarlas todas y dar voz a las víctimas, porque se le petarían los contenidos sólo con agresiones sexuales, y el programa tendría que cambiar de formato y nombre para pasar a llamarse ‘Violación Pública’.

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    Volviendo al vídeo grabado por este menor, me digo yo que puede que registrara los inicios del trío, y que el no consentimiento se diera después de la grabación. Pero la ley es demasiado masculina como para contemplar este supuesto. Pero lo que también me parece es que el vídeo estaba grabado de lejos, que se emplea como prueba un agravante, que es esa falta a la intimidad de la joven, y que hay múltiples modos de resistirse a una agresión sexual. Puede depender del grado de consciencia de la víctima, de alguna sustancia que haya ingerido, de cómo el cuerpo le reacciona al miedo, o de cómo gestiona sus deseos, cosas que no escapan al sesgo patriarcal de nuestra subjetividad como mujeres.

    Lo segundo importante es el parte de lesiones. A ver, lo normal es que en una violación te resistas ¿Vale? Porque lo ves en las películas. Esto va así: te viene un tío por detrás -o más, pero en principio con uno basta- te amenaza y te acorrala, se coloca encima de ti, te agarra las muñecas, te baja las bragas y te penetra. Tienes que tener marcas en las muñecas, y en la parte interior de los muslos, porque se supone que tú los cierras y él te los abre con las caderas, así, a la fuerza. En el cuello las secuelas son opcionales, y en la cara también, aunque todo queda muy verídico y adornado con una brechita en el labio, o en una ceja. De esto que te dicen «¡No grites, zorra!», y te pegan. Otra cosa importante es que tengas secuelas vaginales. Si no cierras el esfínter o si la polla de tu agresor es un trozo de salami puesto al sol en Agosto, es decir, si la tiene blanda, chica y corta, y no te hace daño, no es violación. A los forenses y los jueces les gusta la sangre, tías, es mucho más divertido, apuntadlo en vuestra «guía de cómo hacerle la vida imposible a un hombre» por si queréis algún día denunciar a algún maromo así por entretenimiento. Entonces, el forense, que en principio dijo «Ehm, sí, puede haber existido forzamiento», luego dijo «Ehm, no, no tiene por qué». Yo que sé, esas medias tintas a veces se entienden, igual no la violaron entera, igual la violaron sólo un poco, y lo del desgarrillo vaginal que he leído en agún artículo de los miles que inundan la red es porque era brutota la muy guarra.

    Otra de las pruebas cruciales ha sido el testimonio de algunos feriantes que vieron cómo la chica se dirigía con ellos desde la caseta hasta las colchonetas de la atracción llamada «Búfalo» sin ser forzada a ello. Está claro que ser cariñosa, mostrarte solícita, deseante y activa o agradable son sinónimos de consentimiento sexual. Me hace especial gracia. Los condenados a silla eléctrica también acuden al cadalso por su propio pie.

    Además, pensémoslo. Dado que el cuerpo de las mujeres se encuentra primigenia y fundamentalmente privatizado y cosificado por los varones como si de una pertenencia se tratare, decir que sí a una relación sexual implica, de cara a la sociedad patriarcal, no poder echarte atrás. Nunca. Es una decisión completamente irreversible, no puedes cambiar de opinión en ningún punto, por eso se dice «entregarse» o «darse al varón». Ese lenguaje cavernario, con todos mis respetos a las culturas paleolíticas fue empleado por uno de los agresores: «Ella se dió a nosotros». Y si te has dado, te has dado, y Santa Rita, Rita, Rita, si me dices que follamos, follamos por mis cojones. Porque decir «Ay, en verdad, no sé…»… eso… eso está mal, porque eso no se hace. Porque eso es un riesgo. Porque eso es provocar. Porque no puedes perrearle el paquete con tu culo a un tío y luego no acceder a acostarte con él, porque entonces eres una calienta-pollas. Y ninguna chica quiere ser una calienta-pollas. Y arrepentirse es de estrechas, y no se hace. Primero, por ti, porque cuando ya lo estás haciendo es muy difícil decir que no, algunas lo hemos vivido sin tanto trauma, ese polvo en el que te ves envuelta y dices Uf, yo no quería, en realidad. O este tipo de polvo en el que te ves y dices: Qué coño hago aquí. Vergüenza, tabú, prejuicios, culpa, espectativas, que él no se enfade, miedo al rechazo, no quedar mal, y todo lo que se refiere a nuestra socialización de género. Segundo, porque muchos tíos, y está visto, no comprenden un NO, sea cual sea el avance de la relación interpersonal o afectivosexual.

    Y ahora dejemos de hablar de los machirulos agresores el libertad, dejemos de darle coba a la proyección mediática dirigida a que la sociedad-media humanice a estos nenes llorando que tan mal lo han pasado. Vamos a preguntarnos dónde está esta chica de Torremolinos de 20 años que puede que nunca se olvide de la puta feria de Málaga. Espacio seguro, y una mierda, cabrones. Porque yo no dejo de pensar en ti, hermana. Cómo estarás, sólo eso. Y tengo en mi cabeza imágenes que yo misma genero, lo admito, pero que no puedo obviar, porque la empatía y la identificación que experimento con una mujer como yo, que en el Real de la Feria, un sitio que he frecuentado tantas veces, es agredida, una amenaza que he sentido cientos, miles de veces, me toca la carne.De poco sirve, eso ya lo sé, porque yo no soy la jueza que llevó el caso. Si no tiene secuelas reseñables, si no tiene las marcas del varón en su cuerpo, si no la atacaron por la calle desprevenida, si no la obligaron con un arma, para la sociedad patriarcal, no es violación, es meterse en líos, puede, pero seguro que a alguien se le ocurre pensar que se la estaba buscando.

    Pero yo me imagino a esta mujer cuyo rostro y cuyo nombre no ha trascendido, a ésta que no puede hablar y que es mi hermana, a la que creo, defiendo y protejo por encima de cualquier machote que folla en grupo y lo graba para que quede constancia de su virilidad, me la imagino entre estos dos energúmenos con los que en principio accedió a mantener relaciones, ¿presionada? ¿borracha? ¿por deseo? ¿por desafío? Qué más nos da, quizás diciendo «mejor que no». Me los imagino a ellos mareándola, cogiéndola de la cintura, tirándose a su cuello, un besito aquí, un apretón allá. Me los imagino babeando, «dándose codazos, quillo, nos la vamos a follar los dos». Los veo diciéndole «tía, no seas así ahora». Me los imagino diciendo «Antes era que sí y ahora que no».  Recreo obsesivamente en mi cabeza la escena en la que ella les dice «Quillo, que no, que me da vergüenza, que están tus amigos ahí» y cómo ellos intentan camelarla bajo presión «¡Cómo que no!, pero que esta gente no dice ná». Me la imagino a ella, quizás bebida, quizás con miedo, quizás no creyéndose lo que le estaba pasando, rumiando «por favor ya está». Me la imagino susurrando bajito a sus agresores «Por favor, no quiero más». No se me ocurre otro modo de que la policía, que no es que sea la adalid del feminismo, se alarmara al encontrarla tirada en la calle, llorando. Me puedo imaginar ese momento exacto en el que tomas consciencia de lo que te ha pasado. Cuando se te baja el pelotazo y te ves dolorida, y la realidad te tumba, y ellos ya se han ido y te han dejado ahí tirada después de correrse. Ese preciso instante en el que dices: «Acaba de pasar. Ha pasado». Ese puto momento de mierda que se te quedará siempre grabado, siempre, en el que en tu cabeza retumba, entre culpa e impotencia la frase «yo no quería».

    Por mi coño que no.

    9 Jun

    El Sábado por la noche, a las 00.30 aproximadamente, iba a mi casa por Calle Beatas, una céntrica calle de Kamchatka. La calle petada de gente. Diviso a un grupo de machirulos, desde lejos. Estoy entrenada como Légolas con los orcos, los veo venir, y no hace falta que sean machirulos normativos haciendo ruido, ocupando el espacio de manera invasiva, catetos tocaculos, no, no, no hace falta, sabemos distinguir todos los tipos, lo vemos en su actitud. Cinco, mi misma edad, jóvenes, arreglados, clase media-alta, occidentales. Y paso por su lado con la barbilla alta, lo mejor que puedo, con todo el empoderamiento del que soy capaz. Y sé que va a pasar. Algo. Pero seguro que pasa. Porque lo veo. Y uno de ellos, a mi paso, me acaricia el brazo y me sujeta la muñeca sin parar de andar, de tal modo que, para soltarme, tengo que forcejear con él. Su cara era por completo asquerosa mientras me tocaba y me miraba. Le grito: ¿QUÉ COÑO HACES?
    Y sigue para adelante. Él y sus amigos, que lo han visto, hablan de sus cosas, y siguen para adelante.

    Y les sigo. Y el chaval ni se gira a mirarme. Le pregunto que qué ha hecho, que por qué, que si sabe que eso es una agresión, que por qué me toca sin mi consentimiento, que es violencia.
    Lejos de, al menos, achantarse, me dice: Illa, que te he tocado la mano, no el culo ni las tetas, ¿eh?.
    Es decir, agradece que la agresión no ha sido genital, podría haberlo hecho, pero no, sólo ha sido la mano.
    Le contesto algo así como: Ah, si te parece tengo que permitirte que me toques sin mi permiso sólo porque es la muñeca y no el coño. TODO MI CUERPO ME PERTENECE Y TODO MI CUERPO ES RESPETABLE.
    Y en esto, uno de los machirulos, me toca de nuevo la mano y el brazo y me dice: Quilla, déjalo, que está borracho.

    A mi. Me lo dice a mi. Porque yo soy la que tiene que aguantar, tranquilizarme, comprender. Y él es el que, por encima de mi, de mi deseo, mi derecho y mi dignidad corporal, debe ser comprendido. Porque nada de lo que a mi me pase, importa, en realidad. Porque soy un ser de segunda. Porque ÉL está borracho. Porque no se ha dado cuenta. Porque es más fácil echarle la culpa a ELLA o decirle a ella que lo aguante. Y así, que me sobe a su antojo y que se vaya tan tranquilo a ligar con tías en los bares, a no acordarse a la mañana siguiente de que agredió a una mujer, que me toque sin mi permiso y se vaya a casa a acostarse en su cama dándole un beso a su madre, no sin antes wassapear a la chavala con la que se está escribiendo y mandarle una cara con un beso de corazón, y que ella piense lo guay que es su nuevo amigo.

    Cuando el amigo me pide que le disculpe, con cara de imbécil, sin importarle demasiado lo que me decía, todavía nadie le había dicho nada a mi agresor. Uno de los chicos, al verme gritar, pregunta ¿Qué ha pasado? Y cuándo se percata del tema, le da tanta pereza que resopla y se va con otro chico que ni siquiera miró atrás, delante del grupo que caminaba. Cuando el amigo me pide que le disculpe, quitándole toda importancia y achacándolo a que ha bebido, y me toca el brazo, le grito «Y qué más da que tu colega esté borracho, yo me emborracho y no agredo a tíos, y tú tampoco me toques, joder«. Me suelta el brazo, agresivo, mediante un empujón y me dice con cara de asco: ¡No ve, la tía!

    No veas la tía. Cómo se pone. Cómo es. Qué violenta. Qué amargada. Joder con la tía esta, a la que en mitad de la calle a las 00.30 de la madrugada un varón apoyado por un grupo de otros cuatro más ha agredido con el beneplácito y la protección de los demás. Joder con la tía borde. Joder con la tía.

    Ni uno de los colegas con los que iba, que eran tíos normales, de los que te encuentras en cualquier bar, de los que conoces en el trabajo y con los que coincides en el gimnasio, los que tiran la basura, recogen a sus novias, quieren mucho a su madre y hacen la paella los domingos, ni uno fue capaz de decirle a su amigo: ¿Qué haces, tío? ¡Si no sabes beber, no bebas! o Quillo, tío, te has pasao, ¿no ves que la estás molestando?. Nadie se sintió avergonzado por integrar un grupo en el que uno de los iguales agredía a una mujer por el mero hecho de serlo. Nadie sintió incomodidad ni cuestionó el comportamiento de un par. Si consienten y protegen, reproducen, y para mi, obviamente, me agredieron los cinco. Lo que pasó no es más diferente de lo que pasa durante una guerrilla africana o lo que pasó en los Balcanes, donde el 90% de las mujeres fueron violadas y abusadas durante la guerra, pero llevado al extremo. Pero la construcción del comportamiento es el mismo, y la estructura es la misma. Un grupo de privilegio agrede a una mujer porque puede hacerlo y hay todo un sistema encargado de que se ejerza la violencia y quede indemne.

    Se reía, se reía de mi. Se reía de mi porque mi criterio, mis emociones y mis derechos no importan, se reía de mi porque no me tiene miedo, porque tengo vagina, y yo a él sí, porque tiene pene. Le dije: ríete, que me he quedado con tu cara, machirulo de mierda, que te vuelvo a ver por la calle y te la rompo. Y los iguales se reían, porque saben que ellos controlan la violencia y yo no, ríen sabedores de su privilegio.

    Pero me dio miedo llamar a mis amigas, que estaban sentadas en un bar a pocos metros sin enterarse de nada. Me dio mucho miedo exponer a mis amigas, que eran cuatro, que somos menudas, no demasiado altas y sin pajolera idea de ejercicio de la violencia, a enfrentarse con un grupo de cinco tíos. Veníamos de un grupo de conciencia que estamos montando entre nosotras las de la colectiva, en el que -aunque al final se habla de muchas otras cosas- hablamos de violencia, agresiones y autodefensa.

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    Como ésta, miles. A mi y a todas nos ha pasado miles de veces. Es la tercera vez que me pasa lo mismo, que un tío me toca, directamente, y por la calle, del mismo modo, pasando por mi lado sin pararse, mirándome, me agarra el brazo hasta la muñeca y no me la suelta hasta que no termina de pasar. La tercera. Por eso me toca tanto los ovarios que te venga una feminista pseudo-institucionaloide, de esas para la lucha feminista no existe, de esas para las que lo único importante son las medidas de Igualdad del PSOE y para las que los Desayunos de mujeres empresarias son uno de los acontecimientos más importante cada tres meses patrocinados por el Instituto de la Mujer, de esas feministas que no son feministas que te dicen que la violencia es machista. Que las mujeres no debemos/podemos relacionarnos así. Que Marcela Lagarde dice que no hay que poner en cuestión nuestra exclusión de las estrategias de lo violento, que no hay que emplear léxico agresivo, que no hay que emplear un lenguaje que incite a lo militar, y esto es verídico y me lo contaba una hermana el otro día. Que nos maten sí, victimizarnos, siempre, que quepa en la cabeza que podamos reaccionar y defendernos, eso no. Teorizar sobre el feminicidio, sí. Sobre los usos de la violencia, no, las propias mujeres y las propias feministas nos lo van a  negar. No nos pertenecen esos espacios, no nos han sido asignados por el topo-poder patriarcal*. Para la mayoría de las mujeres, hombres, igualitarias, buenistas, institucionales, la violencia no es nunca una opción, porque la violencia no es propia de las mujeres, que somos las de la cultura de la paz. Si nos agreden y no podemos defendernos, si nunca van a temernos, si no podemos tomar el poder y la acción en la calle, si no nos juntamos todas, si no les plantamos cara,  mi pregunta es, ¿Y así cómo vamos a sobrevivir?.

    Luego lo cuentas, fuera del espacio de seguridad que es la cueva y las otras brujas del akelarre y seguro que más de unx piensa que soy una exagerada. Que me lo tomo todo muy a pecho. Que gente loca, mala, subnormal, hay en todos lados. Que no tiene lectura de género. Que no fue para tanto. Que iba borracho. Que era de noche, una zona de salir y yo estaba sola. Que igual llevaba un escote demasiado grande, una falda demasiado corta, unos labios demasiado rojos. Todas las frases típicas que desde hace siglos legitiman una violación.

    Por mi coño que montamos el grupo de autodefensa. Por mi coño que lo sacamos adelante y por mi coño que aprendemos a apalear a un machirulo sin miedo a que pueda más que yo. Por mi coño que esto no le pasa a ninguna compañera. Por mi coño que no me pasa más. Y por mi coño que no le va a pasar a mis hijas, ni a las hijas, de las hijas, de mis hijas. Por mi coño que no.

    …………….

    *Hay un artículo guapísimo, muy teórico de Cristina Molina que se llama «Género y Poder desde sus metáforas». De ahí saco la idea de ‘topopoder’, el poder patriarcal de asignar espacios de inclusión y exclusión asimétricos y generizados, entre hombres y mujeres: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=762973.

    El Feminismo mola que te cagas

    21 May

    Estaba yo en mi gruta, justo después de comerme a unxs cuantxs púberes abortados en escabeche, y me dio por pensar un poco, así a lo tonto, que el feminismo mola. Mola que te cagas.

    Y mola que te cagas porque no sólo, con sus teorizaciones, cuestionamientos y estrategias colectivas ha liberado, libera o intenta liberar a las mujeres -y lo que nos queda, maricón- de yugos patriarcales clásicos y que ya nos quedan un poco lejos -sí, super leeejooo- en este mundo chachi guay, occidental, blancucho y megadesarrollado desde el que algunas, como yo, enunciamos como la obligación del matrimonio convenido, la maternidad impuesta, el analfabetismo, el sujetador, la reclusión doméstica, la prohibición del sufragio, el acceso al mundo laboral remunerado, o a los estudios superiores, sino que el feminismo también ha liberado o libera nuestros esfínteres, más que nada, los de abajo.

    "Ya que me he cagao, me viá cagá entera"

    Kate Millet pone sobre la mesa en su magna obra, “Sexual Politics” (1970), el tema de la menstruación. Cómo el tabú histórico sobre los ciclos de las mujeres, la mirada y concepciones masculinas sobre la misma, el miedo al rechazo y a la suciedad o impureza, el pudor que todo esto nos genera, la desconexión con nuestro propio cuerpo, negado, expropiado y al servicio de la estructura patriarcal y a la anulación de los saberes ancestrales de las mujeres influyen directamente sobre cómo las mujeres sentimos la regla. Cómo nos duele, cómo enfermamos cuando llega, cómo la sufrimos de una manera, a veces, tan honda. Lo mismo sucede con el proceso de parto y el puerperio. Miedo al dolor, a lo desconocido, a ponerse malas. Lo mismo pasa con otros procesos naturales y fisiológicos que nos son patologizados hasta la saciedad. Lo mismo puede pasar, se me ocurre, con otros procesos fisiológicos, como hacer caca. Sí, hacer caca. Defecar, evacuar, realizar una deposición, plantar un pino, excretar, hacer de vientre, echar un ñordo, visitar al señor Roca, irse de vareta, como tú lo quieras llamar: cagar. Parece que cagar sea malo. Por qué si no, y aunque todo el mundo lo hace, da tanto asco. Por qué si no, el gran sinónimo de tener miedo es “cagarse”.

    No es ninguna casualidad que las mujeres suelan, por estadística, tener más problemas con el estreñimiento y el tránsito itestinal que los hombres, teniendo el doble de probabilidades de padecer este “trastorno“. Como es evidente, los estudios que seguro que hacen tíos, achacan estas cifras asimétricas a condicionamientos biologicistas, en concreto, y como siempre, a los cambios hormonales. Porque todo el mundo sabe que las mujeres somos, dentro de la lógica grecolatina de la que somos herederas, parte de la hybris y los hombres, de la sofrosyne, la lógica, la virtud, el orden. O sea sé, que las mujeres, que estamos especialmente conectadas con la naturaleza, impredecible e irascible somos inestables, irracionales, propensas a la debilidad física, que asumía Aristóteles, y, en definitiva, somos las únicas que tenemos ciclos y hormonas, por lo que parece. Sí. eso dicen los estudios. Pero no. Nosotras somos herederas inconscientes del pudor de nuestras ancestras, eso es lo que pasa. Con la actividad sexual, con nuestros ciclos vitales, con el acto de parir y dar la teta, con el hecho de manchar sangre una vez cada 28 días. Y el tránsito intestinal forma parte de lo mismo. Toda la publicidad televisiva que recuerdo a cerca de productos para regular la flora, expulsar gases o hacerte ir al puto váter está destinada a mujeres. Aerored, supositorios Rovi, Fava de Fuca, Micralax en varias versiones -incluida aquella en la que una mujer es secuestrada por dos machirulos que se la llevan a la fuerza a cagar– y hasta Activia, todo está destinado a las mujeres y su estreñimiento. Y por algo será.

    Los hombres no sólo controlan y dominan la esfera de lo público para tomar la palabra, moverse con libertad, ocupar el espacio, sino también para, joder, lo voy a decir, peerse. Sí. Las mujeres tenemos dolores de barriga porque no nos peemos, porque estamos demasiado preocupadas aún por la ausencia de reconocimiento, el miedo al ridículo y la sanción social. Y tirarse un cuesco forma parte de eso, es soez, bruto, cómico, desagradable, y ese compendio de adjetivos se sitúa en la esfera masculina de la realidad. Sí, nos duele la jodida barriga porque muchas no echamos las ventosidades cuando nos vienen, porque no cagamos cuando queremos, porque da vergüenza. Y a quién de vosotras, queridas heteras, no os ha pasado alguna vez que cuando estáis con un tío, esas primeras veces que pasáis largas horas juntxs, os da apuro cagar. En su casa o en la vuestra. Tanto apuro que te sientas porque te duele, pero sólo haces un mísero pis y te tiras un triste pedo, por completo insuficiente, del que también tememos se haya podido enterar el susodicho porque la cabrona de la taza del váter es una caja de resonancia y tiene eco, la muy mierda. Y quién no ha querido tirarse un jodido pedo mientras le comían el coño o mientras follaba a cuatro patas. De eso que dices, quilla, se me va, se me va, me peo. Pues eso, coño.

    Por eso el feminismo libera nuestros esfínteres. Podéis reíros, pero cada vez somos más las que ocupamos el espacio público y el privado con horrendos pedos con olor a fabada y nos tiramos sonoros eructos con olor a chorizamen. Es así, es verdad que lo he pensado hace un rato, pero no me digáis que no lo véis claro. No necesitamos yogures mágicos, supositorios de glicerina, métodos invasivos o medicalización para que nos deje de doler la barriga, señores médicos, señores nutricionistas y publicistas, lo que las mujeres necesitamos es reapropiarnos de nuestras ventosidades corporales, reapropiarnos del espacio público y privado, reapropiarnos no sólo de lo que entra, sino de lo que sale de nuestros orondos culos, #pedosparatodas, pedos en la calle y pedos en la cama, y con olor a ser posible.

    Por eso muchas feminazis, sin saber por qué, amamos a Carmina Barrios y memoramos una y otra vez la escena en la que se caga encima en el coche, a carcajada limpia, ante los alaridos de su escandalizada hija. Todas somos Carmina, sí señora, una diosa, una ídola. Tenemos derecho a peernos y cagarnos enteras. Y la toma de ese derecho, que todavía está en proceso, es una conquista mujeril de las últimas décadas. Y por eso decía al principio que el feminismo mola “que te cagas”.

    Una columna de mierda de Pérez-Reverte comentada por una feminazi

    5 Nov

    El machirulo namber güan de la peñita progre, intelestuá, y medio seriota, ya era machirulo hasta en el 2007. Hace un par de días leía esta columna apologética de las más diversas violencias basadas en el género, y me enfadaba, me enfadaba mucho. Y es que a mi me afecta a veces la fugacidad de internet. Así que he decidido rescatar este magnífico documento, criticarlo, analizarlo, comentarlo, rebatirlo, cagarme en él, como ya hizo esta bloguera en su momento en una carta al director que El País no publicó, porque se enfadaba y criticaba a estos dos petardos, poniéndoles las cosas claras a él y a su compinche.

    "Hombres como los de antes". Ahí están los tíos, como dos viejales machorros, sentados en su banquito, viéndolas pasar para soltar un ladrido o un ronquido a alguna maroma, si total, nuestros cuerpos les pertenecen, aunque sea para observarlos y juzgarlos, si lo dice el patriarcado.

    «Hombres como los de antes». Ahí están los tíos, como dos viejales machorros, sentados en su banquito, viéndolas pasar para soltar un ladrido o un ronquido a alguna maroma, si total, nuestros cuerpos les pertenecen, aunque sea para observarlos y juzgarlos, si lo dice el patriarcado.

    La verdad, me fascina la capacidad que puede tener este señor para hablar y no decir nada, si acaso, gilipolleces y que aún así se le oiga y se le lea, confiriéndole un extraño halo de autoridad aunque carezca de sentido lo que dice. También me apasiona el hecho de que un tío que va de «racional», de «yo no soy machista», de abanderado del «sentido común», la elegancia, la educación pero que carga contra las feministas llamándolas radicales y talibanas -si llama así a las institucionales, cuando buscan lenguaje inclusivo o abren centros de la mujer con subvenciones públicas, quillas, no sé qué nos llamará a nosotras, supongo que abortos de satanás o esposas de Lucifer- escriba patochadas sexistas como la que sigue. Me voy a meté contigo un rato. Porque me da la gana, porque te lo mereces. Que me tienes mu’ harta, Pérez-Reverte.

    Bien, lo que sigue es, como siempre, puro desahogo. Lo escrito en morado feminazi y en cursiva, son mis comentarios, y en negro, el artículo original. Me voy a poné púa, porque estoy que trino. Una, que nunca ha sido de El Semanal, porque ese no llega a Kamchatka, y que no estaba tan conectada a las redes allá por los dosmilsietes, y va a aprovechar la coyuntura para hacer ciberfeminismo a costa del machistorro este. Porque me apetece, coño, no tengo que legitimarme, que él tampoco lo hace, y que si me lo trago, me da sarpullido.

    Ahí va:

    «Muchas veces he dicho que apenas quedan mujeres como las de antes. Ni en el cine, ni fuera de él. ¿Que no? Mírate el test de Bechdel. Y me refiero a mujeres de esas que pisaban fuerte y sentías temblar el suelo a su paso. Esas a ti te dan miedo, no disimules. Mujeres de bandera. Estás chocheando. Lo comento con Javier Marías saliendo del hotel Palace –y luego, hablando de justicia social y temas que afectan a la ciudadanía de a pie, pero eso sí, en el Palace, ¡como dos señores!,- donde en el vestíbulo vemos a una torda -muy igualitario eso de comparar a mujeres con yeguas- espectacular. «Aunque ordinaria», opina Javier. –Javier Marías tiene tropecientos años, cualquier cosa que se salga de «La Dama del armiño» o caras de antigua le va a parecer burdo– «Creo que no lo sabe», apunto yo. Seguimos conversando carrera de San Jerónimo arriba, en dirección a la puerta del Sol. Es una noche madrileña animada, cálida y agradable, que nos suministra abundante material -otra vez, muy afortunado objetizar a las mujeres que ocupan la vía pública y arrebatarles cualquier atisbo de humanidad, considerándolas «cosas»– para observación y glosa -se nota que es literato el muchacho. Menudo eufemismo para referirse a ocupar el espacio público como si les perteneciera e ir juzgando y valorando gratuita y machirulamente el físico de las mujeres que comparten con ellos lugares comunes-. Yo me muevo, fiel a mis mitos, en un registro que va de Ava Gardner y Debra Paget a Kim Novak, pasando por la Silvana Mangano de Arroz amargo -Cucha, majareta, esas no te tocan a ti ni con un palo-; y Javier añade los nombres de Donna Reed, Rhonda Fleming, Jane Rusell y Angie Dickinson, que apruebo con entusiasmo. -Vaya dos puretones- Coincidimos además en dos señoras de belleza abrumadora, aunque opuesta: Sophia Loren y Grace Kelly. Al referirnos a la primera, Javier y yo emitimos aullidos a lo Mastroianni propios de nuestro sexo -no de nuestro género, imbéciles- -Habla con propiedad, hijo de mi vida. Igual podrías leer un poquito sobre la construcción cultural de la identidad sexual, que tas’ quedao en los 70, chatín- que vuelven superfluo cualquier comentario adicional. Haciendo, por cierto, darse por aludidas, sin fundamento, a unas focas –¡Genial!: gordafobia, insulto basado en la carencia de un físico normativo. No te confíes, Reverte, la rebelión de las gordas está en marcha, y tú no tendrás michelines, pero tienes tó la cara de los pies de otro. Y Javier Marías es otro feorro, hegemónicamente hablando, claro, de cojones– desechos de tienta -qué taurino eres, qué presioso. En realidad es lo típico de los machirulos insultar a las mujeres que se indignan ante su atrevimiento para despojarlas de autoridad- que pasan junto a nosotros vestidas con pantalón pirata, lorzas al aire y camiseta sudada -o sea, lo normal, la gente tiene barrigas, michelines, tripas y suda cuando hace calor. Tú qué ere, ¿de goma?-; creyendo, las infelices -¿infelices porque son gordas? ¿Pobres? ¿Catetas? elitista de mierda-, que nuestro «por allí resopla» -lo que habría dado por veros haciendo el pelele por las calles de Madrí, lanzando frases de púber que se cree machote, pa’ daros una colleja en toa la nuca- va con ellas. Respecto a Grace Kelly, dicho sea de paso, me anoto un punto con el rey de Redonda -me encanta madrugarle en materia cinéfila, pues no ocurre casi nunca-, porque él no recuerda la secuencia del pasillo del hotel en Atrapa a un ladrón, cuando doña Grace se vuelve y besa a Cary Grant ante la puerta, de un modo que haría a cualquier varón normalmente constituido -¿Me explicas, oh, erudito, oh, gran académico de la RAE, qué es un «varón normalmente constituido»?. Normal, o sea, hegemónico, o sea, que no es la excepción, es decir, que no es anormal, o sea, natural, o sea, heterosexual?. Ahora los maricones no son normales. Pa’ matarte a porrazos con «El género en disputa»- de dar la vida -esta es una milenaria acción macha: «jugarse la vida» o «dar la vida». Valerie Solanas lo explica muy bien en su «Manifiesto SCUM» cuando habla de la guerra y el culto a la muerte como muestra de virilidad. Y dice: » (…) como su propia vida carece de valor, el macho prefiere extinguirse en una llamarada de gloria antes que arrastrarse lúgubremente cincuenta años más…». Igual eso mismo lo podríais probar vosotros y nos dejáis tranquilas a las feminazis, radicalizando, discriminando positivamente y aprovechándonos de las subvenciones en paz-  por ser el señor Grant.

    Pero no sólo era el cine, concluimos, sino la vida real. Los dos somos veteranos del año 51 -qué rollito bélico-yankee más chungo tienes, quillo– y tenemos, cine aparte, recuerdos personales que aplicar al asunto: madres -mírate a Freud-, tías, primas mayores, vecinas. Esas medias con costura sobre zapatos de aguja, comenta Javier con sonrisa nostálgica -con sonrisa nostálgica y pene morcillón, eso seguro-. Esas siluetas, añado yo, gloriosas e inconfundibles: cintura ceñida, curva de caderas y falda de tubo ajustada hasta las rodillas -pero sólo si no están gordas, porque de estar gordas serían unas ordinarias infelices con lorzas rodeando el cuerpo-. Etcétera. No era casual, concluimos, que en las fotos familiares nuestras madres parezcan estrellas de cine; o que tal vez fuesen las estrellas de cine las que se parecían muchísimo a ellas. Hasta las niñas, en el recreo, se recogían con una mano la falda del babi -eso es violencia, educación diferencial y socialización de género. Las niñas no sólo aprendían/aprenden a caminar como se espera de ellas, sino que aprenden a comportarse, sentir, pensar y actuar como se espera de ellas. Están aprendiendo a ser sumisas, están asimilando modelos asimétricos de conducta, están siendo enseñadas en la opresión– y procuraban caminar como las mujeres mayores, con suave contoneo condicionado por la sabia combinación de tacones, falda que obligaba -eso es, muy bien, tú lo has dicho: OBLIGABA- a moverse de un modo determinado, caderas en las que nunca se ponía el sol y garbo propio de hembras -qué cavernícola eres de siempre- de gloriosa casta -Es la segunda vez que escribes «gloriosa», Revertesuperescritorazoacadémicoengreído, busca sinónimos en el Word Reference, manque sea-. En aquel tiempo, las mujeres se movían como en el cine -reproducción de estereotipos que le llaman- y como señoras porque iban al cine y porque, además, eran señoras. -Mu’ bonito el recurso literario, sí, pero me tienes que explicar mejor lo del culto «la señoritud». ¿Qué diferencia a una señora del resto de mujeres? Supongo que se comportan como el patriarcado espera de ellas, es decir, que son fieles a las normas de sujección del sexo-género que les ha sido asignado. Pero también tienen que responder a los cánones clásicos de feminidad: curvas, delgadez, delicadeza y belleza, a más de «elegantes», aunque sólo tengan pasta para comprarse ropa en las «Modas Meyni» de su barrio, allá se las compongan si quieren ser señoras y no focas, desechos de tientas, infelices o tordas ordinarias-.

    Con esa charla hemos llegado a la calle Mayor, donde se divisa por la proa -es que de verdad, eres un pedante, no te soporto- un ejemplo rotundo de cuanto hemos dicho. Entre una cita de Shakespeare y otra de Henry James, o de uno de ésos, Javier mira al frente con el radar de adquisición de objetivos haciendo bip-bip-bip -Oooootra vé. Metáforas bélicas o cinegéticas. Mujeres como objetivos, como presas, una vez más, arrebatada toda su dignidad como individuas que son sólo entendidas a través de la mirada, o del «radar» del machirulo de turno que las observa y las valora o desprecia- yo sigo la dirección de sus ojos que me dicen no he querido saber pero he sabido, y se nos cruza una rubia de buena cara y mejor figura, vestida de negro y con zapatos de tacón, que camina arqueando las piernas, toc, toc, con tan poca gracia que es como para, piadosamente ¿acaso no se mata a los caballos?-, abatirla de un escopetazo. Aquí me paro y no tengo más remedio que cagarme en toda tu gloriosa casta de padres machirulos y madres de cine. Mira, cretino, la manía de comparar a las mujeres con ganado te la vas mirando pero que ya, no sé qué oscuras historias zoofílicas guardarás de cuando fuiste a la mili. Pero lo de jugar con la idea de sacrificar a una mujer que anda como a ti no te parece elegante, esto ya es lo último. Que se nos pase por la cabeza si quiera sugerir literariamente matar a una mujer porque a dos tíos no les parece o suficientemente elegante o bella, es lo mismo que matarla porque te parece demasiado atractiva. Y te recuerdo que en este país mueren más de 60 mujeres al año a manos de hombres por violencia machista y que cada día se cometen alrededor de 180 feminicidios en el mundo. Así que no me toques el coño, Reverte, que me tienes mu cansá, de verdá te lo digo.  Nos paramos a mirarla mientras se aleja, moviendo desolados la cabeza. Quod erat demostrandum, –soy taaan repipi que digo locuciones latinas hasta cuando cuchicheo con mi camarada varón sobre las churris que pasan por la calle- le digo al de Redonda para probarle que yo también tengo mis clásicos. Mírala, chaval -de chaval, nada, que sois dos carcamales-: belleza, cuerpo perfecto -¿perfecto según qué cánon? manda coone-, pero cuando decide ponerse elegante parece una marmota dominguera. -Quién te ha dicho a ti, so pedaso de soplagaita, que la «señora» ha querido poonerse elegante? ¿Quién?. #ChoniPower.- Y es que han perdido la costumbre, colega -¡Horror! ¡La moda ha cambiado! ¡La sociedad evoluciona! ¡Las mujeres han perdido la costumbre de vestirse como a los hombres les gusta! ¡Ya no están a nuestro servicio! ¡Leen, fuman, beben, montan a caballo a horcajadas, y seguro que se tiran pedos! ¡Que alguien llame al shériff de género!.- Vestirse como una señora, con tacón alto -tú lo que eres es un fetichista, gorrión- y el garbo adecuado, no se improvisa, ni se consigue entrando en una zapatería buena y en una tienda de ropa cara. No se pasa así como así -Tienes que tener el carnet de piti, hay que ir a la escuela de pijos de Carmen Lomana y, por supuesto ser de clase media-alta como mínimo, nada de barrios periféricos ¿»Saes»?- de sentarse despatarrada -aquí los únicos que se sientan despatarrados son los biochorbos, vuelve a tu postura remilgada, ¡subalterna!-, el tatuaje en la teta y el piercing en el ombligo a unos zapatos de Manolo Blahnik y un vestido de Chanel o de Versace -O sea, por favor, o sea, te lo juro, Versace-. Puede ocurrir como con ese chiste del caballero que ve a una señora bellísima y muy bien puesta, sentada en una cafetería. «Es usted -le dice- la mujer más hermosa y elegante que he visto en mi vida. Me fascinan esos ojos, esa boca, esa forma de vestir. La amo, se lo juro. Pero respóndame, por favor. Dígame algo.» Y la otra contesta: «¿Pa qué?… ¿Pa cagarla?». -Po’ nolontiendo. Qué malo tiene escribir en ideolecto, hablar de modo castizo, auténtico, con acento, comiendo, aspirando y silbando las letras que nos de la gana, que pa’ eso las letras son nuestras y lengua está viva. Y lo que entiendo menos, menos aún que el final del chiste en el que la «señora» no le mete al «caballero» un palo por el culo y le hace palanca por invasivo, pesado y machirulo, es la puta gracia que puede tener el chascarrillo, pero mira, no se puede tener todo, será que yo soy del sur, y tan selecta con el humor como lo es Pérez-Reverte con los zapatos femeninos con tacón de lápiz. Finolis, sabio sabelotodo, autoridad moral, supermacho y encima, gracioso. No se puede todo.

    Y Te digo otra cosa, Arturo, que hoy estoy generosa: mujeres no  habrá como las de antes. Pero los machirulos sois los mismos de siempre.

    Y desde aquí, un saludo muy especial a Javier Marías. Que eres también muy macho, enhorabuena.

    El pedazo de caca original, aquí.

    Antes Bruja que machirulo

    23 Oct

    La bruja está enfadada, mucho, bastante, hasta el coño -como siempre-. Suelta alaridos, profiere oraciones demoníacas y promete venganza a gritos en su gruta siberiana.

    Ayer, a través del caldero Imagenmágico que le abre una ventana al mundo, o al cine, vio con sus propios ojos cómo se denostaba a sus hermanas ancestras las de Zugarramurdi, sí esas 40 mujeres procesadas en un auto de fe de la Insquisición en 1610, esas 7 quemadas en la hoguera, y esas cinco quemadas simbólicamente, por haber fallecido anteriormente. con tal de reprimirnos, nos quemaban hasta en efigie. Manda ovarios.

    Os voy a hacer un análisis feminazi -como alguien aproveche este adjetivo empoderante y resignificado para meterse conmigo lo cojo y lo descuajaringo- de mi visonado, voy a intentar ir en orden -la película en sí es una machirulada, no sé cómo explicaros, no sólo no pasa el test de Bechdel, es que nunca he visto tanta mierda sexista junta en una película tan actual y que va de progre- y explicarme en condiciones. Así que sólo me queda advertir con toda mis ganas: ¡SPOILER! Para que quien quiera sorprenderse por sí misma no siga leyendo más. Voy a destripar la mierda película de los huevos y a cagarme en sus mulas a caballo, y tan ancha.

    La cabecera: «todas las mujeres sois iguales»

    Un padre custodio que insulta a su ex porque casi no le deja ver al niño. Casi así empieza la película, previa secuencia sobre una profecía. Miento, me retrotraigo, vamos a ir a la cabecera de la misma. Una musiquilla siniestra muy «Alexdelaiglesera», e imágenes pasando. Así, significativas y que recuerde: Eva con la manzana, una virgen cualquiera. Una representación de Ishtar-Astarté alada. La Venus de Brassempouy, Un grabado medieval de un aquelarre. «Volavérunt», mi grabado favorito de Goya en los Caprichos. La Princesa de Éboli, toda majestuosa ella con su parche en el ojo. A mi esa siempre me ha caido bien. Catalina la Grande. Lucrecia Borgia. Simone de Beauvoir. Sí, Simone. NUESTRA Simone. Yo ahí me emocioné un poco. Pensé: ¡Dios! quien haya hecho la cabecera ¡ha leído un poco sobre género y mujeres! O, al menos… ¡Ha mirado en Wikipedia! Esa foto tan preciosa que tiene ella mirando hacia arriba, en un gran primer plano. Luego, justo detrás de ella, creo recordar: Ángela Merkel. Y la Thatcher. Mira ¿eh?. Mira. Me voy a cagar en tus aguas bautismales. Yo ya ahí no daba crédito. Me pareció como conectar las mujeres de la historia -esas que forman mitos y que integran los anales de la historia por conjuras, por ser la esposa de, por ser la puta de. Esas que fueron excepciones a la regla, no la multitud de mujeres invisibles que nunca aparecen, que nunca son mencionadas, las que araban, tejían, morían de parto, trabajaban, rezaban, amaban, eran abandonadas o engañadas, y no tenían derecho a la herencia, al libre movimiento, al control de su natalidad o de su dote-, el poder, el supuesto matriarcado con dos figuras como Merkel y Thatcher. No puedes hacer eso. No puedes colocar en la misma línea lógica a la Beauvoir y a la Thatcher. NO PUEDES.

    Un padre custodio

    «Estoy hasta los cojones de los jueces, la pensión compensatoria y la bruja de su madre (…)»

    Sí, eso era, Hugo Silva, (José) se mete con su ex porque nunca le deja ver al niño. Por lo visto es una bruja que le saca los ojos por la pensión. No le quiere dar la custodia compartida. Esta conversación se da en un taxi que el padre acaba de secuestrar después de un atraco en el que el niño ha tenido parte. La madre llama. Pánico en la escena. El nombre que le tiene puesto a la ex cuano le llama es «Armaguedón». Sí. Querer que tu ex-marido te pague la pensión del niño y le ayude con las multiplicaciones o le de una pera en vez de nocilla es como el fin del mundo, el apocalipsis bíblico. Ella es una pirada, se humoriza cómo se preocupa de que haya merendado o hecho los deberes. Bueno, podría tener una doble lectura eso de la custodia compartida, es decir, que el tipo se la exija a su ex y que ésta se niegue, si total, está demostrado que un cabronazo que lleva a su niño de 8 años a un atraco a mano armada sin ni siquiera llevarle unas galletas príncipe o sandwichito en un papel albal y un PMI de piña y uva, muy padrazo, que se diga, no es. Pero no la tiene. No la tiene porque un viejecito muy entrañable -yo creo que era de la asociación abuelos separados de sus nietos- al que la madre, enfermera, está transportando en su cama y con quien está ella desahogándose de lo capullo que es su ex -le va a meter un puro que se va a cagar porque no le pasa la pensión- le sugiere: ¿Y por qué no tenéis la custodia compartida?. A lo que ELLA se niega en rotundo. Supongo que lo que el abuelo no sabe es que el padre pasa en realidad del niño, Sergio, al menos en la primera parte de la película o que ha participado en un tiroteo y que ha sobrevivido a varios accidentes de tráfico y a varias persecuciones policiales. De todos modos, él se cubre las espaldas diciendo que «es el único día que le toca el niño a la semana». O sea, o sea, espera que piense, claro. Si al final la culpa es del convenio regulador, del juez del menor, de la dictadura de género y de la hijadeputa de la madre, pero de él no, aelito. Yo he oído por ahí, que lo rumorean las alimañas de los bosques, que Toni Cantó fue llamado para el papel principal, que fue, de hecho, escrito para él, pero al final cogieron a Silva porque está más bueno.

    Los machirulos, hablando normativamente mal de las mujeres -mi ex es una víbora, sí, son todas iguales, a mi mi novia me da miedo- se dirigen, pues a la frontera francesa -eso es rapto de un menor, permítame que se lo diga, De La Iglesia- Un hombre que va a Badajoz, Mario Casas haciendo de zoquete, el taxista, el padre y el niño, que se quiere ir a casa. Hay un momento, no recuerdo cual, en el que el padre le pregunta «Sergio, ¿tú qué quieres estar, con papá o con mamá?» a lo que el niño, semiadiestrado, responde «con papá» -cucha, esos binarismos… pero luego las del SAP somos nosotras-. Hay otro momento brutal en el que Mario Casas habla de que su novia es abogada -el pobre se siente inferior y su masculinidad ultrajada siendo parado y con una mujer exitosa a su lado. ¿Te digo cuántas mujeres viven a la inversa, bonito? y que cuando llega a casa sólo quiere follar y que no le cuente sus cosas del día. Uy, sí, sí… muy propio de las mujeres como constructo cultural, sí. Enga.

    Para que os situéis, la madre, Macarena Gómez, (Silvia) se vuelve loca porque la policía la contacta como madre del niño que estuvo en la escena del crimen y como ex mujer del presunto. La escena en la que los policías están interrogándola es demoledora. La histérica de la madre fuma y habla, rencorosa, mostrando las fotos del atracador. Pero, ¡Oh, sorpresa!, no hay ninguna cara en las fotos. Las ha recortado todas. Muy femenino cinematográficamente hablando, ¿no?. Como Vivian en Pretty Woman -y de esto mi amiga Eli Kachapati y yo tenemos un especial que pronto saldrá a la luz-. Ataquito de celos de esos en los que tiras ropa por la ventana, rompes sus discos favoritos que nunca soportabas, y recortas su cara de todas las fotos. Claro, si es que menuda cerda. Como decía, se vuelve loca al ver al niño en los vídeos que captaron las cámaras de seguridad durante el atraco, de modo que coje el coche destino Zugarramurdi, que es adónde ha ido a parar el taxi de los machirulos, dispuesta a hacer apología del «no sin mi children». Los ineptos guardias (Pepón Nieto y Secun De la Rosa) -y en esto sí que se es fiel a la realidad- la siguen en otro coche, y a modo de road movie misógina, uno de ellos vuelve a hablar de lo chunga que es su novia: «las mujeres nunca piensan lo que parece que piensan». Muy bien. Muy muuuuy bien. Toda una declaración de intenciones. Qué inestables somos las que nacemos con vulva ¡Muahahaha!

    Las brujas:

    «Ellas van tejiendo su tela de araña y cuando más cómodo estás van y te devoran».

    Ellas van tejiendo una tela de araña, y cuando te encuentres comodo van y te devoran» – See more at: http://www.ministeriodeequilibrio.com/viewtopic.php?f=14&t=27260#sthash.0HhXMOI4.dpuf
    Ellas van tejiendo una tela de araña, y cuando te encuentres comodo van y te devoran» – See more at: http://www.ministeriodeequilibrio.com/viewtopic.php?f=14&t=27260#sthash.0HhXMOI4.dpuf

    Total, que llega el taxi susodicho a una taberna de mala muerte -antes de eso salen dos brujas campesinas mostrando al coche sus coños, ya se sabe de la promiscuidad de las mujeres-brujas- que regenta una mujer vieja, malhumorada, de luto despeluchada, cabello cano, uñas inmensas, cara de cabrona, a saber, Terele Pávez, (Maritxu) encarnando el estereotipo de bruja a más no poder. Somete a burlas, humillaciones y violencia explícita a un maromo diverso funcional que trabaja para ella. El apellido de las brujas es brutal. Barrenetxea. «La que barre la casa». Tan misógino como agudo, supongo, por aquello de bruja, mujer escoba, espacio doméstico, esclavitud en lo privado, digo yo.

    Salen escopeteados de allí por el olor a brujería, se entiende, y toman carretera de nuevo hasta atropellar -y aquí casi hacen un farruquito- a esta bruja que regenta el bar y que de súbito, desaparece. Luego se encuentran con Carmen Maura (Graci) , ésta disfrazada de señora pepera con las puntas pa’fuera, que les pregunta por su madre y que les convence para que la lleven a su casa. Un viejo palacete derruido lleno de telas de araña, cuadros de antepasados bigotudos y murciélagos. Todo el mundo sabe que las brujas, cuando no viven en cuevas, viven en caserones siniestros escondidos en el bosque. Allí aparece la hija de ésta, con el significativo nombrecito, Eva, (Carolina Bang), una bruja medio jevilonga, hipersexualizada -como en todas las películas que su queridito novio dirige- y mala, muy mala, muy puta. Los dos machirulos, Mario y Hugo, se pirran por ella, tanto, que el niño se pierde y ni caso, porque están intentando follársela. PADRAZO.

    Hay entonces una escena chulísima en la que la Bang está en su cuarto haciendo guarrerídas y éstos dos especímenes se convierten en voayeurs. Esto se llama acoso. Ella está toda sensuala, en ropa interior negra y ceñida, bebiendo liquidito que sale de un sapo y echándoselo en el cuerpo turgente. Ésta no me la sabía, la de la sapofagia. Luego coje una escoba de bruja y juguetea con el palo entre las piernas a lo zorrita. Sí, una vez más alimentando esa imagen sexualizada de la bruja promiscua que mantiene relaciones con Satanás o algo parecido. Una vez más ella intenta atraerse al protagonista por medio de sus atributos sexuales y sus encantos, la madre casi la prostituye y, ya de paso, se reproduce esa enseñanza ancestral en la que una chica bonita consigue lo que quiere no por ella misma, sino por sus tetas y su toto. Ole con ole.

    Cuando encuentran al niño, está manzana en boca, en la cocina, metido en un caldero y medio abrasado, porque Terele Pávez lo ha intentado cocinar para comérselo. Otro mito, las brujas come-niños. Sólo les falta a todas abortar en comuna y beber sangre de feto y ya, para qué queremos más. Igual el foro de la familia también ha aportado algo al guión del filme.

    Para demostrar que es un padrazo, aquí tenemos el principal casus belli, se le olvida el macuto con los anillos robados cuando rescata al niño -estaba el pobre muy preocupado por su pequeño-, y vuelven a por ellos. Cuando intentan escapar, las brujas se enfadan y les entra tal ataque de nervios e histeria que vuelan, gritan -así, a lo banshee- y andan por las paredes. Los machirulos se acojonan, y acaban maniatados sentados en una mesa gigantesca presidida por la Maura -cómo te has prestado a esto, Carmen de mis ex-amores- dispuestos a ser ingeridos, y el niño desaparece, aunque esto no tiene la menor importancia. A tó esto, llegan los guardias con la madre coraje, que lo ven todo desde un ventanuco. Van llegando las brujas invitadas al festín caníbal, entre ellas, dos marujonas navarras encarnadas por Carlos Areces y Santiago Segura. El señor que va para Badajoz acaba muy mal, con todos los dedos amputados, porque la rubia cachonda ha preparado «fingers». Sí, efectivamente, las brujas son come-hombres. Todo se enreda aún más cuando entran en acción los policías y la madre porque se desploma el techo desde donde miraban. Tanta brujería pa mierda, pa tené la casa echa una pocilga. A la madre la convierten en bruja, que pa eso tiene vagina, dándole de beber sapo -vuelvo a decir que esto se lo han inventado, porque yo soy bruja y ya nací así, nunca he bebido anfibios, si acaso mascar escrotos- apresan a los guardias, que pa eso tienen pene, y ahí se arma la de dios es cristo, porque en medio de toda la locura brujística, el machirulo rey, Hugo Silva, escapa.

    Hay una escena crucial en todo esto. Un par. La Bang sale en busca del amado, el Silva, y cuando le encuentra le demuestra su amor, pero acaban discutiendo. Es la típica escena de cólera y de peligro, tiemblan las paredes y surge de no sabemos dónde una ráfaga de viento huracanado, mientras ella le suelta las típicas frases que, heteronormativamente, se suelen asociar a las novias: «No me quieres lo suficiente», «No me des la razón como a las locas». Cuando él le dice que tiene que ir a buscar al niño -verás tú la custodia al final pa dónde va a ir- ella le dice «Prefieres estar con tus amigos ántes que conmigo». «No me dejes con la palabra en la boca» y él, contestando a ese arrebato infernal algo parecido a «no te lo tomes todo tan a pecho, cari», rematan estas escenas llenas de topicazos. Sólo faltaba que viniera algún cutre-igualitario a decir que lo que hace la Bang cuando discute y pelea violentamente con su novio es «violencia de género a la inversa». Ya entonse me quedaría muerta.

    Las brujas no aman

    La Bang confiesa a su madre y al resto de brujas que se ha enamorado de José. Éstas no dan crédito. Le dice Areces lo que tiene que hacer -cómo se le nota ahí que es un tío vestido de tía, si es que…- «folla como una perra, miente todo lo que puedas y engaña a los hombres, que estás en la edad». Brujas=odiahombres. Esto sí que me suena más que lo del sapo. Otra perla es cuando le dice Santiago Segura «los hombre sólo están para sacarles el dinero». Encima de brujas, ambiciosas… si es que… Al final, la atan y la encierran para que no arruine los planes destructores de su progenitora. No le da mucho apuro hacer eso porque ya tiene encerrado a un hijo tullido y deforme al que no deja ver ni la luz del sol Brujas=antimadres, Vol 1.

    Esta creo que es la gran frase de la película. Cuando Silva ve a la Bang encadenada y ésta le pregunta con tonito de esposa despechada «¿Adónde vas?», él le responde, todo soberbio, todo macho redentor, a lo héroe yankee: «a evitar que tu madre se cargue la civilización occidental». Es curioso, porque la civilización -occidental o no- es patriarcal, y ella, la bruja, una mujer, lo que está haciendo es subvertir los poderes patriarcales y suplantarlos con un poder matriarcal, aunque con técnicas mucho más que cuestionables. En realidad, menos mal que ha venido este machote salvador a cargarse el akelarre, porque siempre es mejor un poder patriarcal que uno matriarcal, si no, los pobres hombres buenaente perderían sus privilegios, que no os enteráis de ná, ¡Feminazis!

    Apunte de mi amiga Eli. Son brujas super malas porque son mujeres que quieren el poder, y eso es muy poco femenino. Merkel y Thatcher. Exacto. Por eso son malas y abyectas. Porque las mujeres nunca ostentan el poder, y si lo ostentan, alteran el orden natural de las cosas, y entonces ya no son buenas, son malas.

    El aquelarre/auto de fe

    Miles, cientos de brujas cantando en euskera, enloquecidas, enfervorecidas, ojos ennegrecidos y en blanco, bocas llenas de  babas de sapo -qué le ha dao a este hombre con los pobres sapos, ya podía haber intercalao con culebras y salamandras-. Maura hace su aparición estelar vestida como Gary Oldman en Drácula de Bram Stocker, volando, gritando el irrintzi, y en el centro de la cueva, una pira ardiendo y los prisioneros con el sambenito, el capirote característico de los autos de fe. Las brujas de Zugarramurdi haciendo autos de fe a los pobres hombres sin culpita alguna. Ésta gente no se ha enterado de que era al revés, o, desde luego, al ir a darle la vuelta al asunto, han quedao como el culo, y es que ya lo dice el test de Bechdel, querido Álex, si cuando le das la vuelta al género de lxs protagonistas, sale como el culo, entonces es que es sexista. Má o meno.

    La Maura suelta un speech de tres pares de tetas sobre que si dios es una mujer, que la diosa madre es vengadora, y se remata pidiendo «justicia». Al fin, llaman al elegido de la profecía del principio de la peli: el niño es el elegido. Lo lleva al sacrificio la propia madre. Brujas=antimadres Vol. 2. Qué mala, como Medea. El padre mira atónito. Sí, como Jasón. Cuando ve que la vida del niño corre peligro, entonces es «Mu padre».

    La Gorda Asesina

    La Bang consigue escapar, y ayuda a Silva a salvar al niño. Calla, que viene lo mejor. Calla, calla, maricón, que ahora verás. Entra en escena la Gran Madre. La Gran Madre es una bestia parda, una ciclópea Venus de Willendorf, con una corporalidad mostrenca, gorda, tetuda, con una boca y unos dientes que bien recuerdan a cualquier ser del inframundo, pero no a una Diosa prehistórica de la fertilidad. Ea, ella llega, arrollándolo todo a su paso, se come al niño, luego lo defeca y el niño sale nuevecito, se convierte así en el mesías de las brujas, cagado por el vientre de la Madre «infinita en su maldad», pero no concuerda mucho que en un akelarre tan feminazi como ese, el elegido sea un VARÓN, ¿no, Álex? vamos, que yo si fuera una bruja medio putona, comehombres y odiahijos habría elegido a un ser con útero, para redimir a las de mi género, no sé si me explico.

    El caso es que al final, José ahuyenta a la Diosa -que al final no es tan poderosa y se asusta de un machirulo quelque’un- se acaba con las brujas y con el ejército de zombie-brujas que las siguen, y los pobrecitoshombresbuenagente huyen despavoridos para acabar todos contestos y felices. La bruja convertida en anti-bruja, en novia perfecta, y madre abnegada del niño, el custodio convertido en intelectual y novio obediente, el novio de la abogada empoderado, y los guardias que se hacen novios. Todxs ricos y viendo un espectáculo escolar del pequeño Sergio en el que hace de mago e imposta como que corta en pedazos a una compañerita de clase. Eso no sé a qué coño viene y está mu bonito también, sí.

    Pero las brujas siguen ahí, la madre convertida en bruja, la madre de la bruja buena y la abuela de la misma, esperando a que la felicidad de esta ilusual familia se trunque para entrar a la acción. Si es que son malas.

    ImagenImagenImagenImagen

    Bonita manera de hacer un homenaje a las 7 brujas de Zugarramurdi, y a todas las miles de mujeres procesadas en juicios de brujas. Bonita os pondría la cara a todos Silvia Federicci. Bonita manera de darle la vuelta al mito de la brujería, retratando una horda eufórica de mujeres cabreadas y violentas que se alimentan de carne masculina y hacen hogueras en las que quemar a  hombres enrollados. Bonita manera de retratar a esos hombres buenos que son maltratados por las brujas que desean instaurar el reino del mal. Bonito que ahora si buscas «las brujas de Zugarramurdi» en Google sólo salgan alusiones a la peliculita de los huevos, y que se silencie e invisibilice la tortura, la humillación, vejación y represión sobre las mujeres acusadas de brujería. Bonito todo. Precioso. Qué manera más fina de reproducir conductas, roles de género y estereotipos machistas.

    Y ya paro de hablar, ¿eh? paro de hablar que me enveneno. Me voy. Que me están dando las tantas y todavía tengo que sacrificar a cuatro niñxs, empanar dos antebrazos y pasarme un palo de escoba por el clítoris, y veremos a ver mañana quién se levanta.

    La Bruja de Kamchatka.

    #DeLaIglesiaMachirulo

    #AntesBrujaQueMachirulo

    P.D. Este post está hecho de memoria, dos días después de haber visto la película -a través del caldero siempre-. Estoy abierta a correcciones y demás aportaciones, sobretodo, si eres bruja y lo ves con la misma claridad que lo veo yo.

    EDITADO:

    Estamos super contentas de saber que tanto Rafapal como El Ministerio del Equilibrio han dedicado entradas y publicaciones a «Las Brujas de Zugarramurdi». Pues no, resulta que no nos equivocábamos, y que la película tiene chicha y es adorada por custodios, equilibrios, stopfeminazis, machirulos y mongolos criptoapocalípticos varios. Echémonos unas risacas feminazis y caguémonos en sus caras un rato, brujas:

    http://www.ministeriodeequilibrio.com/viewtopic.php?f=14&t=27260

    http://www.rafapal.com/?p=23267

    ————————————————————-

    Ver más:

    http://www.labutaca.net/trailers/las-brujas-de-zugarramurdi-clip-3/

    http://books.google.es/books/about/Las_brujas_y_su_mundo.html?hl=es&id=8tAzSmlQ73YC

    ¿Derecho a vivir?

    3 Sep

    Las compas Artivistas de Málaga, con una performance sobre la Reforma de la Ley del Aborto.
    Grandes.
    Cada 6 minutos…

    HARTELO

    PANFLETODerecho-a-vivirderechoavivir

    Otra vez salimos a la calle a hacer explotar nuestra rabia contra sus conciencias. En esta ocasión, el gobierno del Partido Popular, avalado por otros partidos minoritarios y por diversas organizaciones que se hacen llamar pro-vida (aproximadamente 480), utilizan como pretexto el derecho a vivir, para negarnos a las mujeres el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo.

    Ante la hipocresía que nos suscita dicha afirmación, derecho a vivir, en un país que es el segundo de la Unión Europea en términos de desigualdad social, con una imparable tasa de desempleo, reducción de salarios, precarización laboral, reducción o eliminación de los subsidios, y recortes en Sanidad, Educación pública y en pensiones, nos planteamos:

     ¿Derecho a qué vida? ¿A costa de qué? ¿Derecho a vivir para quienes? ¿Derecho a vivir en qué condiciones?

     Más allá de cuestiones morales, y más allá de la legalidad, el aborto se practica. Se…

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    ¿Orgullo? ¿Qué orgullo?

    28 Jun

    #Orgullo no es la cabalgata comercializada, no son las carrozas espectacularizadas y mercantilizadas, los bares que hacen fiestas mariconas, el discurso politizado del PSOE, los programas de turismo gay, el beneficio económico, el «booking gay», o los viajes organizados para mariquitas, y no són sólo gays, son, somos todxs: marikonxs, drags, bollos, intersexuales, tortilleras, heteroinsumisas, trans, travestidas, queer, invertidxs, desviadas, plumas, mariliendres, afeminados, machorras, guarras, viciosxs, rarxs, castigadxs, represaliadxs, cabreadxs, y en lucha.

    Esta efemérides, como tantas otras se ha institucionalizado, el discurso pro-gay/pro-derechos se ha generalizado como políticamente correcto, con unos supuestos demasiado laxos y buenistas, que no ataca más que al PP -cuando procede-, la Iglesia -cuando toca- la «intolerancia» -No es intolerancia es el heteropatriarcado- de algunos sectores sociales y la frase que casi nunca es entendida más allá del matrimonio gay o la adopción homoparental-  «derechos para tod@s», sin reparar en toda una maquinaria heterosexual, sexista y violenta y represora, una estructura -médica, científica, política, cultural- hegemónica, asimétrica, de dominación y privilegio que invisibiliza, criminaliza, patologiza y anula.

    El capitalismo y el estado han capturado el significado de las marchas inauguradas en la década de los 70 y que tienen su origen en esos Disturbios en Stonewall Inn, Nueva York, en 1969, la eclosión de la conciencia colectiva. La comunidad LGTBQ Greenwich Village se rebeló ante las virulentas redadas sexistas y homo/lesbo/transfóbicas mediante una ardua batalla campal nocturna y una posterior rebelión abierta que duró varios días, contraatacando a la policía y al escuadrón de moral pública, volcando coches patrulla, construyendo barricadas, liberando arrestadxs en los furgones, haciendo coros, coreografías petardas y burlas a las fuerzas de seguridad, avanzando sin descanso, sin importar las porras ni las mangueras lanzando agua al grito de «no vamos a ceder», organizando piquetes, lanzando ladrillos, piedras, monedas, avanzando armadxs con parquímetros y ocupando las calles del barrio. Lxs transmaribolleras de N.Y, de masa reprimida devinieron turba enfurecida, empoderada, gritaba «La calle es nuestra», «Orgullo Drag», «Poder Gay».

    Una testigo afirmaba sobre una de las últimas jornadas de lucha y okupación: «Se ha corrido la voz. Christopher Street será liberada. Los maricas se han hartado de la opresión…». Allen Ginsberg que vivía en la misma calle de la batalla antihomofóbica, le dijo a un amigo suyo: ¿Sabes?, los chicos allí estaban tan guapos, habían perdido esa mirada herida que todos los maricones tenían hace diez años…».

    No todo está ganado ni hecho. El sistema de opresión hegemónico sigue operando, el eje del mal es heteropatriarcal, el machismo mata, y la homofobia y la transfobia son también machismo. El sistema sexo-género sigue perpetuándose y con fuerza. No puede haber tregua si nos siguen encuadrando en dos categorías finitas antagónicas y dicotómicas, si nuestras corporalidades, identidades y realidades no caben en hombre/mujer. En hetero/homo. Si siguen la represión, las palizas, los insultos, el lenguaje, la representación heteronormativa en los medios, la invisibilización de las Otras, las Diferentes, la criminalización, la psicologización, la medicalización.

    Por reconocer su lucha política y callejera, por sentirme heredera de su coraje y su autodefensa, por las heridas, las encarceladas, las represaliadas, las abusadas, las cacheadas, las avergonzadas, las segregadas, las normativizadas, pero también las fuertes, las poderosas, las libres:

    #Orgullo es político, no turístico.
    #Orgullo será feminista y anticapitalista o no será.
    #Orgullo no es jornada de consumo, es jornada revindicativa y de #resistencia.

    Imagen

    En la imagen, el fabuloso Tim Curry como Dr. Frank-N-Furter en The Rocky horror picture show (1975).

    Para ampliar más:

    -http://orgulloindignado.blogspot.com.es/

    http://es.wikipedia.org/wiki/Disturbios_de_Stonewall#cite_note-99

    ¿Seré yo la próxima?

    4 Jun

    Llevo varios días reflexionando, con un peso muy gordo a mis espaldas, que son las cinco mujeres muertas en menos de dos semanas por violencia machista, a las que llevo día a día en el pensamiento, sumadas a las que vienen detrás.

    Decenas, cientos, miles de mujeres muertas, violadas, agredidas.
    El artículo de June en Píkara me ha removido tanto como la noticia.

    Un asesino machista en serie se ha llevado por delante a dos mujeres más y una de ellas, -a mi sí me parece importante: negra, puta, migrante- está en coma.
    No me quito de la cabeza la imagen principal del artículo.
    Lo pienso muchas veces, tal cual, y nunca lo había verbalizado. Menos mal que este blog es también terapia para la bruja que escribe, porque lo pienso, lo pienso, y lo pienso.

    Como un Viernes de noche volviendo sola a casa.
    Como cuando miro hacia atrás por si alguien me sigue en el ascensor.
    Como cuando paso delante de un grupo de tíos que van a agredirme verbalmente, sé que va a pasar, y pasa.
    Como cuando un tío se me acerca demasiado en un bar o me toca sin mi consentimiento.
    Como cuando me monto en un taxi y por unos segundos, no reconozco la dirección que está tomando.
    Como cuando entro en un metro y estoy sola, con un tío que no conozco en la otra esquina de la estación.

    Como cuando pienso en que matan a las que son como yo.
    Me creo empoderada, pero tengo miedo y rabia.
    Muchas, lo pienso muchas veces, y me da vergüenza reconocerlo.

    ¿Seré yo la próxima?

    La única respuesta es la autodefensa.
    Y feminismo para no morir.Imagen

    Imagen: tomada de las compañeras Feministas Ácidas.

    Feminist Art Workers

    a collaborative performance art group founded in 1976

    El Demonio Blanco de la tetera verde

    Traducciones feministas y antirracistas.

    respuestafeminista

    Ninguna agresión sin respuesta

    Amargi Istanbul

    Living itself is the most important academic activity

    La Colmena

    Contenedores de pensamiento, experimentación y democracia

    Eskándalo Púbico

    Revista Digital Transfeminista Queer

    Poder, Cuerpo y Género

    El cuerpo es un campo de batalla

    Fresas Salvajes

    Escrituras sobre género, masculinidad y "lo hombre"

    REINAS Y PUTAS

    ¡Juntos por la mejora laboral de las prostitutas!

    Vegfest 2013

    Del 26 al 28 de Julio

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    HARTELO

    Artivismo contra el mal de los dias

    Piper Txuriak - Guindillas Blancas

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    Fanzine feminista intermitente e itinerante

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    Un podcast de feminismo pop