La bruja está enfadada, mucho, bastante, hasta el coño -como siempre-. Suelta alaridos, profiere oraciones demoníacas y promete venganza a gritos en su gruta siberiana.
Ayer, a través del caldero
mágico que le abre una ventana al mundo, o al cine, vio con sus propios ojos cómo se denostaba a sus hermanas ancestras las de Zugarramurdi, sí esas 40 mujeres procesadas en un auto de fe de la Insquisición en 1610, esas 7 quemadas en la hoguera, y esas cinco quemadas simbólicamente, por haber fallecido anteriormente. con tal de reprimirnos, nos quemaban hasta en efigie. Manda ovarios.
Os voy a hacer un análisis feminazi -como alguien aproveche este adjetivo empoderante y resignificado para meterse conmigo lo cojo y lo descuajaringo- de mi visonado, voy a intentar ir en orden -la película en sí es una machirulada, no sé cómo explicaros, no sólo no pasa el test de Bechdel, es que nunca he visto tanta mierda sexista junta en una película tan actual y que va de progre- y explicarme en condiciones. Así que sólo me queda advertir con toda mis ganas: ¡SPOILER! Para que quien quiera sorprenderse por sí misma no siga leyendo más. Voy a destripar la mierda película de los huevos y a cagarme en sus mulas a caballo, y tan ancha.
La cabecera: «todas las mujeres sois iguales»
Un padre custodio que insulta a su ex porque casi no le deja ver al niño. Casi así empieza la película, previa secuencia sobre una profecía. Miento, me retrotraigo, vamos a ir a la cabecera de la misma. Una musiquilla siniestra muy «Alexdelaiglesera», e imágenes pasando. Así, significativas y que recuerde: Eva con la manzana, una virgen cualquiera. Una representación de Ishtar-Astarté alada. La Venus de Brassempouy, Un grabado medieval de un aquelarre. «Volavérunt», mi grabado favorito de Goya en los Caprichos. La Princesa de Éboli, toda majestuosa ella con su parche en el ojo. A mi esa siempre me ha caido bien. Catalina la Grande. Lucrecia Borgia. Simone de Beauvoir. Sí, Simone. NUESTRA Simone. Yo ahí me emocioné un poco. Pensé: ¡Dios! quien haya hecho la cabecera ¡ha leído un poco sobre género y mujeres! O, al menos… ¡Ha mirado en Wikipedia! Esa foto tan preciosa que tiene ella mirando hacia arriba, en un gran primer plano. Luego, justo detrás de ella, creo recordar: Ángela Merkel. Y la Thatcher. Mira ¿eh?. Mira. Me voy a cagar en tus aguas bautismales. Yo ya ahí no daba crédito. Me pareció como conectar las mujeres de la historia -esas que forman mitos y que integran los anales de la historia por conjuras, por ser la esposa de, por ser la puta de. Esas que fueron excepciones a la regla, no la multitud de mujeres invisibles que nunca aparecen, que nunca son mencionadas, las que araban, tejían, morían de parto, trabajaban, rezaban, amaban, eran abandonadas o engañadas, y no tenían derecho a la herencia, al libre movimiento, al control de su natalidad o de su dote-, el poder, el supuesto matriarcado con dos figuras como Merkel y Thatcher. No puedes hacer eso. No puedes colocar en la misma línea lógica a la Beauvoir y a la Thatcher. NO PUEDES.
Un padre custodio
«Estoy hasta los cojones de los jueces, la pensión compensatoria y la bruja de su madre (…)»
Sí, eso era, Hugo Silva, (José) se mete con su ex porque nunca le deja ver al niño. Por lo visto es una bruja que le saca los ojos por la pensión. No le quiere dar la custodia compartida. Esta conversación se da en un taxi que el padre acaba de secuestrar después de un atraco en el que el niño ha tenido parte. La madre llama. Pánico en la escena. El nombre que le tiene puesto a la ex cuano le llama es «Armaguedón». Sí. Querer que tu ex-marido te pague la pensión del niño y le ayude con las multiplicaciones o le de una pera en vez de nocilla es como el fin del mundo, el apocalipsis bíblico. Ella es una pirada, se humoriza cómo se preocupa de que haya merendado o hecho los deberes. Bueno, podría tener una doble lectura eso de la custodia compartida, es decir, que el tipo se la exija a su ex y que ésta se niegue, si total, está demostrado que un cabronazo que lleva a su niño de 8 años a un atraco a mano armada sin ni siquiera llevarle unas galletas príncipe o sandwichito en un papel albal y un PMI de piña y uva, muy padrazo, que se diga, no es. Pero no la tiene. No la tiene porque un viejecito muy entrañable -yo creo que era de la asociación abuelos separados de sus nietos- al que la madre, enfermera, está transportando en su cama y con quien está ella desahogándose de lo capullo que es su ex -le va a meter un puro que se va a cagar porque no le pasa la pensión- le sugiere: ¿Y por qué no tenéis la custodia compartida?. A lo que ELLA se niega en rotundo. Supongo que lo que el abuelo no sabe es que el padre pasa en realidad del niño, Sergio, al menos en la primera parte de la película o que ha participado en un tiroteo y que ha sobrevivido a varios accidentes de tráfico y a varias persecuciones policiales. De todos modos, él se cubre las espaldas diciendo que «es el único día que le toca el niño a la semana». O sea, o sea, espera que piense, claro. Si al final la culpa es del convenio regulador, del juez del menor, de la dictadura de género y de la hijadeputa de la madre, pero de él no, aelito. Yo he oído por ahí, que lo rumorean las alimañas de los bosques, que Toni Cantó fue llamado para el papel principal, que fue, de hecho, escrito para él, pero al final cogieron a Silva porque está más bueno.
Los machirulos, hablando normativamente mal de las mujeres -mi ex es una víbora, sí, son todas iguales, a mi mi novia me da miedo- se dirigen, pues a la frontera francesa -eso es rapto de un menor, permítame que se lo diga, De La Iglesia- Un hombre que va a Badajoz, Mario Casas haciendo de zoquete, el taxista, el padre y el niño, que se quiere ir a casa. Hay un momento, no recuerdo cual, en el que el padre le pregunta «Sergio, ¿tú qué quieres estar, con papá o con mamá?» a lo que el niño, semiadiestrado, responde «con papá» -cucha, esos binarismos… pero luego las del SAP somos nosotras-. Hay otro momento brutal en el que Mario Casas habla de que su novia es abogada -el pobre se siente inferior y su masculinidad ultrajada siendo parado y con una mujer exitosa a su lado. ¿Te digo cuántas mujeres viven a la inversa, bonito? y que cuando llega a casa sólo quiere follar y que no le cuente sus cosas del día. Uy, sí, sí… muy propio de las mujeres como constructo cultural, sí. Enga.
Para que os situéis, la madre, Macarena Gómez, (Silvia) se vuelve loca porque la policía la contacta como madre del niño que estuvo en la escena del crimen y como ex mujer del presunto. La escena en la que los policías están interrogándola es demoledora. La histérica de la madre fuma y habla, rencorosa, mostrando las fotos del atracador. Pero, ¡Oh, sorpresa!, no hay ninguna cara en las fotos. Las ha recortado todas. Muy femenino cinematográficamente hablando, ¿no?. Como Vivian en Pretty Woman -y de esto mi amiga Eli Kachapati y yo tenemos un especial que pronto saldrá a la luz-. Ataquito de celos de esos en los que tiras ropa por la ventana, rompes sus discos favoritos que nunca soportabas, y recortas su cara de todas las fotos. Claro, si es que menuda cerda. Como decía, se vuelve loca al ver al niño en los vídeos que captaron las cámaras de seguridad durante el atraco, de modo que coje el coche destino Zugarramurdi, que es adónde ha ido a parar el taxi de los machirulos, dispuesta a hacer apología del «no sin mi children». Los ineptos guardias (Pepón Nieto y Secun De la Rosa) -y en esto sí que se es fiel a la realidad- la siguen en otro coche, y a modo de road movie misógina, uno de ellos vuelve a hablar de lo chunga que es su novia: «las mujeres nunca piensan lo que parece que piensan». Muy bien. Muy muuuuy bien. Toda una declaración de intenciones. Qué inestables somos las que nacemos con vulva ¡Muahahaha!
Las brujas:
«Ellas van tejiendo su tela de araña y cuando más cómodo estás van y te devoran».
Total, que llega el taxi susodicho a una taberna de mala muerte -antes de eso salen dos brujas campesinas mostrando al coche sus coños, ya se sabe de la promiscuidad de las mujeres-brujas- que regenta una mujer vieja, malhumorada, de luto despeluchada, cabello cano, uñas inmensas, cara de cabrona, a saber, Terele Pávez, (Maritxu) encarnando el estereotipo de bruja a más no poder. Somete a burlas, humillaciones y violencia explícita a un maromo diverso funcional que trabaja para ella. El apellido de las brujas es brutal. Barrenetxea. «La que barre la casa». Tan misógino como agudo, supongo, por aquello de bruja, mujer escoba, espacio doméstico, esclavitud en lo privado, digo yo.
Salen escopeteados de allí por el olor a brujería, se entiende, y toman carretera de nuevo hasta atropellar -y aquí casi hacen un farruquito- a esta bruja que regenta el bar y que de súbito, desaparece. Luego se encuentran con Carmen Maura (Graci) , ésta disfrazada de señora pepera con las puntas pa’fuera, que les pregunta por su madre y que les convence para que la lleven a su casa. Un viejo palacete derruido lleno de telas de araña, cuadros de antepasados bigotudos y murciélagos. Todo el mundo sabe que las brujas, cuando no viven en cuevas, viven en caserones siniestros escondidos en el bosque. Allí aparece la hija de ésta, con el significativo nombrecito, Eva, (Carolina Bang), una bruja medio jevilonga, hipersexualizada -como en todas las películas que su queridito novio dirige- y mala, muy mala, muy puta. Los dos machirulos, Mario y Hugo, se pirran por ella, tanto, que el niño se pierde y ni caso, porque están intentando follársela. PADRAZO.
Hay entonces una escena chulísima en la que la Bang está en su cuarto haciendo guarrerídas y éstos dos especímenes se convierten en voayeurs. Esto se llama acoso. Ella está toda sensuala, en ropa interior negra y ceñida, bebiendo liquidito que sale de un sapo y echándoselo en el cuerpo turgente. Ésta no me la sabía, la de la sapofagia. Luego coje una escoba de bruja y juguetea con el palo entre las piernas a lo zorrita. Sí, una vez más alimentando esa imagen sexualizada de la bruja promiscua que mantiene relaciones con Satanás o algo parecido. Una vez más ella intenta atraerse al protagonista por medio de sus atributos sexuales y sus encantos, la madre casi la prostituye y, ya de paso, se reproduce esa enseñanza ancestral en la que una chica bonita consigue lo que quiere no por ella misma, sino por sus tetas y su toto. Ole con ole.
Cuando encuentran al niño, está manzana en boca, en la cocina, metido en un caldero y medio abrasado, porque Terele Pávez lo ha intentado cocinar para comérselo. Otro mito, las brujas come-niños. Sólo les falta a todas abortar en comuna y beber sangre de feto y ya, para qué queremos más. Igual el foro de la familia también ha aportado algo al guión del filme.
Para demostrar que es un padrazo, aquí tenemos el principal casus belli, se le olvida el macuto con los anillos robados cuando rescata al niño -estaba el pobre muy preocupado por su pequeño-, y vuelven a por ellos. Cuando intentan escapar, las brujas se enfadan y les entra tal ataque de nervios e histeria que vuelan, gritan -así, a lo banshee- y andan por las paredes. Los machirulos se acojonan, y acaban maniatados sentados en una mesa gigantesca presidida por la Maura -cómo te has prestado a esto, Carmen de mis ex-amores- dispuestos a ser ingeridos, y el niño desaparece, aunque esto no tiene la menor importancia. A tó esto, llegan los guardias con la madre coraje, que lo ven todo desde un ventanuco. Van llegando las brujas invitadas al festín caníbal, entre ellas, dos marujonas navarras encarnadas por Carlos Areces y Santiago Segura. El señor que va para Badajoz acaba muy mal, con todos los dedos amputados, porque la rubia cachonda ha preparado «fingers». Sí, efectivamente, las brujas son come-hombres. Todo se enreda aún más cuando entran en acción los policías y la madre porque se desploma el techo desde donde miraban. Tanta brujería pa mierda, pa tené la casa echa una pocilga. A la madre la convierten en bruja, que pa eso tiene vagina, dándole de beber sapo -vuelvo a decir que esto se lo han inventado, porque yo soy bruja y ya nací así, nunca he bebido anfibios, si acaso mascar escrotos- apresan a los guardias, que pa eso tienen pene, y ahí se arma la de dios es cristo, porque en medio de toda la locura brujística, el machirulo rey, Hugo Silva, escapa.
Hay una escena crucial en todo esto. Un par. La Bang sale en busca del amado, el Silva, y cuando le encuentra le demuestra su amor, pero acaban discutiendo. Es la típica escena de cólera y de peligro, tiemblan las paredes y surge de no sabemos dónde una ráfaga de viento huracanado, mientras ella le suelta las típicas frases que, heteronormativamente, se suelen asociar a las novias: «No me quieres lo suficiente», «No me des la razón como a las locas». Cuando él le dice que tiene que ir a buscar al niño -verás tú la custodia al final pa dónde va a ir- ella le dice «Prefieres estar con tus amigos ántes que conmigo». «No me dejes con la palabra en la boca» y él, contestando a ese arrebato infernal algo parecido a «no te lo tomes todo tan a pecho, cari», rematan estas escenas llenas de topicazos. Sólo faltaba que viniera algún cutre-igualitario a decir que lo que hace la Bang cuando discute y pelea violentamente con su novio es «violencia de género a la inversa». Ya entonse me quedaría muerta.
Las brujas no aman
La Bang confiesa a su madre y al resto de brujas que se ha enamorado de José. Éstas no dan crédito. Le dice Areces lo que tiene que hacer -cómo se le nota ahí que es un tío vestido de tía, si es que…- «folla como una perra, miente todo lo que puedas y engaña a los hombres, que estás en la edad». Brujas=odiahombres. Esto sí que me suena más que lo del sapo. Otra perla es cuando le dice Santiago Segura «los hombre sólo están para sacarles el dinero». Encima de brujas, ambiciosas… si es que… Al final, la atan y la encierran para que no arruine los planes destructores de su progenitora. No le da mucho apuro hacer eso porque ya tiene encerrado a un hijo tullido y deforme al que no deja ver ni la luz del sol Brujas=antimadres, Vol 1.
Esta creo que es la gran frase de la película. Cuando Silva ve a la Bang encadenada y ésta le pregunta con tonito de esposa despechada «¿Adónde vas?», él le responde, todo soberbio, todo macho redentor, a lo héroe yankee: «a evitar que tu madre se cargue la civilización occidental». Es curioso, porque la civilización -occidental o no- es patriarcal, y ella, la bruja, una mujer, lo que está haciendo es subvertir los poderes patriarcales y suplantarlos con un poder matriarcal, aunque con técnicas mucho más que cuestionables. En realidad, menos mal que ha venido este machote salvador a cargarse el akelarre, porque siempre es mejor un poder patriarcal que uno matriarcal, si no, los pobres hombres buenaente perderían sus privilegios, que no os enteráis de ná, ¡Feminazis!
Apunte de mi amiga Eli. Son brujas super malas porque son mujeres que quieren el poder, y eso es muy poco femenino. Merkel y Thatcher. Exacto. Por eso son malas y abyectas. Porque las mujeres nunca ostentan el poder, y si lo ostentan, alteran el orden natural de las cosas, y entonces ya no son buenas, son malas.
El aquelarre/auto de fe
Miles, cientos de brujas cantando en euskera, enloquecidas, enfervorecidas, ojos ennegrecidos y en blanco, bocas llenas de babas de sapo -qué le ha dao a este hombre con los pobres sapos, ya podía haber intercalao con culebras y salamandras-. Maura hace su aparición estelar vestida como Gary Oldman en Drácula de Bram Stocker, volando, gritando el irrintzi, y en el centro de la cueva, una pira ardiendo y los prisioneros con el sambenito, el capirote característico de los autos de fe. Las brujas de Zugarramurdi haciendo autos de fe a los pobres hombres sin culpita alguna. Ésta gente no se ha enterado de que era al revés, o, desde luego, al ir a darle la vuelta al asunto, han quedao como el culo, y es que ya lo dice el test de Bechdel, querido Álex, si cuando le das la vuelta al género de lxs protagonistas, sale como el culo, entonces es que es sexista. Má o meno.
La Maura suelta un speech de tres pares de tetas sobre que si dios es una mujer, que la diosa madre es vengadora, y se remata pidiendo «justicia». Al fin, llaman al elegido de la profecía del principio de la peli: el niño es el elegido. Lo lleva al sacrificio la propia madre. Brujas=antimadres Vol. 2. Qué mala, como Medea. El padre mira atónito. Sí, como Jasón. Cuando ve que la vida del niño corre peligro, entonces es «Mu padre».
La Gorda Asesina
La Bang consigue escapar, y ayuda a Silva a salvar al niño. Calla, que viene lo mejor. Calla, calla, maricón, que ahora verás. Entra en escena la Gran Madre. La Gran Madre es una bestia parda, una ciclópea Venus de Willendorf, con una corporalidad mostrenca, gorda, tetuda, con una boca y unos dientes que bien recuerdan a cualquier ser del inframundo, pero no a una Diosa prehistórica de la fertilidad. Ea, ella llega, arrollándolo todo a su paso, se come al niño, luego lo defeca y el niño sale nuevecito, se convierte así en el mesías de las brujas, cagado por el vientre de la Madre «infinita en su maldad», pero no concuerda mucho que en un akelarre tan feminazi como ese, el elegido sea un VARÓN, ¿no, Álex? vamos, que yo si fuera una bruja medio putona, comehombres y odiahijos habría elegido a un ser con útero, para redimir a las de mi género, no sé si me explico.
El caso es que al final, José ahuyenta a la Diosa -que al final no es tan poderosa y se asusta de un machirulo quelque’un- se acaba con las brujas y con el ejército de zombie-brujas que las siguen, y los pobrecitoshombresbuenagente huyen despavoridos para acabar todos contestos y felices. La bruja convertida en anti-bruja, en novia perfecta, y madre abnegada del niño, el custodio convertido en intelectual y novio obediente, el novio de la abogada empoderado, y los guardias que se hacen novios. Todxs ricos y viendo un espectáculo escolar del pequeño Sergio en el que hace de mago e imposta como que corta en pedazos a una compañerita de clase. Eso no sé a qué coño viene y está mu bonito también, sí.
Pero las brujas siguen ahí, la madre convertida en bruja, la madre de la bruja buena y la abuela de la misma, esperando a que la felicidad de esta ilusual familia se trunque para entrar a la acción. Si es que son malas.




Bonita manera de hacer un homenaje a las 7 brujas de Zugarramurdi, y a todas las miles de mujeres procesadas en juicios de brujas. Bonita os pondría la cara a todos Silvia Federicci. Bonita manera de darle la vuelta al mito de la brujería, retratando una horda eufórica de mujeres cabreadas y violentas que se alimentan de carne masculina y hacen hogueras en las que quemar a hombres enrollados. Bonita manera de retratar a esos hombres buenos que son maltratados por las brujas que desean instaurar el reino del mal. Bonito que ahora si buscas «las brujas de Zugarramurdi» en Google sólo salgan alusiones a la peliculita de los huevos, y que se silencie e invisibilice la tortura, la humillación, vejación y represión sobre las mujeres acusadas de brujería. Bonito todo. Precioso. Qué manera más fina de reproducir conductas, roles de género y estereotipos machistas.
Y ya paro de hablar, ¿eh? paro de hablar que me enveneno. Me voy. Que me están dando las tantas y todavía tengo que sacrificar a cuatro niñxs, empanar dos antebrazos y pasarme un palo de escoba por el clítoris, y veremos a ver mañana quién se levanta.
La Bruja de Kamchatka.
#DeLaIglesiaMachirulo
#AntesBrujaQueMachirulo
P.D. Este post está hecho de memoria, dos días después de haber visto la película -a través del caldero siempre-. Estoy abierta a correcciones y demás aportaciones, sobretodo, si eres bruja y lo ves con la misma claridad que lo veo yo.
EDITADO:
Estamos super contentas de saber que tanto Rafapal como El Ministerio del Equilibrio han dedicado entradas y publicaciones a «Las Brujas de Zugarramurdi». Pues no, resulta que no nos equivocábamos, y que la película tiene chicha y es adorada por custodios, equilibrios, stopfeminazis, machirulos y mongolos criptoapocalípticos varios. Echémonos unas risacas feminazis y caguémonos en sus caras un rato, brujas:
http://www.ministeriodeequilibrio.com/viewtopic.php?f=14&t=27260
http://www.rafapal.com/?p=23267
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Ver más:
http://www.labutaca.net/trailers/las-brujas-de-zugarramurdi-clip-3/
http://books.google.es/books/about/Las_brujas_y_su_mundo.html?hl=es&id=8tAzSmlQ73YC
Etiquetas: Álex de la Iglesia, Bruja, Custodia Compartida, Estereotipos, Estigma, Las Brujas de Zugarramurdi, Sexualización, Topicazos